domingo, 13 de abril de 2008

Caperucita Roja: Primera Parte



Cuando Charles Perrault a fines del siglo XVII, escribió el famosísimo cuento: “Caperucita Roja”, no pensó, seguramente demasiado, en los hombres del siglo XXI, sino más bien en hacer de él, una suerte de sátira de la libido masculina, y de la supuesta candidez femenina (si es que esto último significara realmente algo). Mucho se ha escrito sobre la intención verdadera del autor en el relato; están, desde ya, los que interpretan el cuento con una intención moralizante, y justifican sus argumentos partiendo de la moraleja escrita sobre el final de dicho texto, que a continuación pasamos a transcribir:

MORALEJA

Vemos aquí que los adolescentes
y más las jovencitas
elegantes, bien hechas y bonitas,
hacen mal en oír a ciertas gentes,
y que no hay que extrañarse de la broma
de que a tantas el lobo se las coma.
Digo el lobo, porque estos animales
no son todos iguales:
los hay con un carácter excelente
y humor afable, dulce y complaciente,
que sin ruido, sin hiel ni irritación
persiguen a las jóvenes Doncellas,
llegando detrás de ellas
a la casa y hasta la habitación.
¿Quién ignora que Lobos tan melosos
Son los más peligrosos?




La gran mayoría de la gente, ignora el verdadero final de Caperucita, y suelen creer que ella, fue rescatada finalmente, por un leñador, o algún alienígena intergaláctico que pasaba casualmente por allí en ese preciso momento; y a veces, inclusive, se habla de que fue rescatada “sana y salva” del vientre del lobo, como ha pretendido corregir la cinematografía estadounidense, y la adulteración del relato original llevada a cabo por los hermanos Grimm, en 1812. ¡Hay que proteger a la inocencia!
La verdad es que, todo esto, no hace más que confirmar la sexofobia y el puritanismo anglosajón protestante, que nunca pudo digerir la idea de que una jovencita (ingenua e inocente, no lo olviden) fuera acosada sexualmente por un hombre (simbolizado en la figura del Lobo) con un apetito feroz, y que encima se saliera con la suya. Hollywood, en especial, aunque también la tradición anglosajona, proponen un “final feliz” siempre, y para todas las narrativas con intenciones masivas, lo que supone desde ya, una idea previa de “felicidad”. Jamás “El Lobo Feroz” ha sido retratado, “dulce o de un carácter excelente”, como llegó a sugerir el mismo Perrault, en la moraleja que acabamos de citar; sino todo lo contrario: feo, mal llevado, con los ojos inyectados en sangre, con mal aliento, etc. Es decir, más parecido a un violador serial del "bajo mundo", que a un legítimo hombre excitado por la naturaleza de las cosas; pues no es legítima tal excitación por una joven "inocente"; debe tratarse de una persona muy perversa, muy poco civilizada, y completamente ajena a los verdaderos valores occidentales y cristiano. ¿Quién mejor para encarnar el papel de bestia que un animal salvaje, predador y solitario?





Los cuentos de Hadas suponen una liberación de nuestros temores más primarios, a través de una historia fantástica o maravillosa, de la que sabemos de antemano, jamás podrá terminar mal; pues tras la angustia y la huida de su trama debe llegar irremediablemente el “desenlace feliz”. Hollywood, no ha soportado nunca, que haya finales "no felices" en la inmensa mayoría de sus narrativas visuales. Hay en la sociedad norteamericana una "actitud mental" completamente negadora del "mal” librado al azar; excepto que éste, le sea funcional al “bien”. ¿Se entiende? Para que exista el mal en el mundo debe haber también un héroe adecuado que lo contrapese, que contrarreste sus efectos. El principio lógico que les permite dormir tranquilo a los productores cinematográficos de Hollywood, sería el siguiente: “sabemos que el mal existe, pero nosotros (los verdaderos narradores) somos lo suficientemente capaces de combatirlo, y de generar los antídotos necesarios para contrarrestar sus efectos. Jamás dejaremos que, en la pantalla abierta se exhiban los muslos de caperucita… o que cenicienta no pueda encontrar a su "príncipe azul”. ¡Qué ejemplo les estaríamos dando a los jóvenes!
Nada más por hoy.
Un saludo a todos.

11 comentarios:

OliverX dijo...

Gorrión:
Excelente analogía con la sociedad mundial. No estamos preparados para finales no felices.
Resulta llamativo el cuadro de Picasso, hace unos años vi muchas similitudes entre esa cara y la que usó Rocambole (el artista ricotero) para ilustrar el disco Oktubre.
Abrazo!

Sparrow dijo...

Gracias Oliverx. El cuadro es en verdad de un pintor brasilero, que en este momento no recuerdo el nombre.
El primer personaje de Rocambole, del que yo tengo noticias al menos, fue en realidad, un personaje de las novelas de Ponson du Terrail, que cita muchísimo Arlt en sus aguafuertes porteñas.
Gracias por traer el nombre de los Redondos en este blog.
Un abrazo.

Stella dijo...

Caperucita NO fue salvada del malvado lobo feroz??
Esta noticia es peor que la de que el ratón perez son los padres!

Debo reconocer, sin temor a ponerme colorada, que a mi me gusta el mundo de finales felices! Al menos el de fantasía!
Para finales tristes, ya tenemos la vida!

Besitoo

capitanfla dijo...

Felicidades Sparrow.
Celebro su vuelta.

Me tomo el atrevimiento de sugerirle una lectura a lo que se llamó "código Hayes".

Allí encontrará las respuestas, o algunas respuestas de por qué Hollywood es como es, (la influencia aún persiste).

Saludos.

Sparrow dijo...

Gracias Stella: Lamento desilusionarte con la verdad sobre "Caperucita y el Lobo". Charles Perrault era un hombre realista y "cruel", como todo abogado; y me parece que tuvo más hijos que Daniel Defoe, que es mucho decir.
Saludos.

Gracias Capitanfla por el dato.

Saludos.

MM dijo...

Felicitaciones por este reestreno!!!

Saludos

Gabriela dijo...

gorrion!

Caperucita Roja fue seducida por el lobo y Hollywood todo ha decidido que su virtud sea recuperada mediante una burda cesárea al lobo por alguien que supuestamente pudo ser su padre y que previamente tbm se había cenado a la abuelita. No le hacia asco a las diferencias generacionales el lobo.

Realmente no entiendo como fue que creímos durante tanto tiempo en estos clásicos y en su sana simiente ideològica.

Tanto que dijeron del pobre Walt Disney que sólo trataba familias traumatizadas y disfuncionales.

Va mi brindis por la reapertura y que no decaiga!

cari saluti.

Sparrow dijo...

Mr. Groncho: Muchas Gracias, Maestro.

Gabriela: El lobo es el Lobo, y los varones, en especial, tenemos mucho que aprender de él aún; sobre todo en estos tiempos donde parece faltar ese apetito canino. Un mundo en donde los muchachos de hoy toman demasiada Coca Cola diet.
Esos "clásicos" son sólo un reflejo de los paradigmas culturales. ¿Por qué nadie sabe de las aventuras de Príapo, por ejemplo? Nuestra realidad también se construye a través de estos mitos, y leyendas. Siempre debés preguntarte cuáles son los mitos y las narrativas que dominan una época para acercarte a su mentalidad. Te la dejo picando para que la pienses. ¿Vos creés que "Caperucita y el Lobo" de C. Perrault sea funcional a la educación social que reciben los niños del siglo XXI?

Un abrazo

Gabriela dijo...

Hoy en día los chicos tienen dos visiones de la vida, por un lado como vos bien decís toman coca light y por otro estan mucho mas avivados que - al menos - yo a esa edad, pero no es falta de apetito canino sino la manera en que lo canalizan.

Tal vez les falta un poco de viveza criolla llamada Donjuanismo o un mínimo de conocimiento del manejo de la seducción.

Redondeo opinando - y creo que coincidiendo - que lobos hay, lo que acontece es que los de ahora se peinan y usan más cremas que que Caperucita. Y eso - agrego a tìtulo personal - lamentablemente no sólo afecta a los niños y adolescentes.

Ah.. si Prìapo fuese contemporáneo sería el modelo de la publicidad de Viagra y no tendría tiempo ni ánimo de andar correteando vestales.

Hablando en serio digamos que si yo fuese madre de niñas y me vienen a contar las aventuras de un enano con un gigantesco falo erecto iría a - al menos - mirar torcido a la profesora de literatura.

Besos!

Anónimo dijo...

Con esto de los "finales felices" no puedo evitar pensar en Habermas y su "industria cultural".

Stella, los "finales felices" sirven para reinsertar a los trabajadores en el sistema productivo, para darles esperanzas y para que crean con fervor que alguien vendrá a su rescate o que serán recompensados por sus esfuerzos y bla, bla, bla...

Anónimo dijo...

no comparto tu analogia. Aunqe decis muchas cosas q para mi son ciertas,no comparto otras. El "mal" y el "bien" no existen(para mi)solo hay puntos de vista. Creo que si se oculta el verdadero sentido de la historia es por el hecho de tratar d adaptar una historia a un cuento para niños. No solo fue en hollywood(o como se escriba) ah pasado infinidad de veces( la biblia,por ejemplo).
Quizas el q no entendio fui yo,pero bueno.